sábado, 31 de mayo de 2008

Bajo el sol de la Toscana (Florencia)

Ya estamos por aquí de nuevo, después de volver de un viaje que llevaba tiempo con ganas de hacer. Efectivamente, a La Toscana.
Los primeros cuatro días los pasamos en Florencia. Motos, ruido, miles de turistas, italianos por todos lados...y también una de las ciudades más bonitas que existen.
La ciudad es un museo al aire libre, aunque yo recomiendo a todo el mundo que intente pasear por ella durante la noche, puesto que por el día, uno forma parte del rebaño formado por otros varios millones de turistas que se acantonan delante del Duomo de Santa María del Fiore (también llamado por Silvia, El Cupulón) y en la Piazza della Signoria, mientras trata de esquivar a las miles ruidosas motos que aparecen por todos lados cuando uno menos se lo espera.
Hay que ir, aunque sea sólo por estar frente al cacho de Duomo de marmol blanco y verde, o pasear por la plaza de la Signoría de camino al Ponte Vecchio...
A la Galería Uffizi, pues también. A mí no me pareció tan increíble como para pagar 10€ por entrar o chuparse una cola de 2 horas, la verdad, pero ya que estás ahí uno tiene que entrar a ver la Sagrada Familia de Miguel Ángel o La Primavera y El Nacimiento de Venus de Botticelli . Lo mismo digo de la Academia y El David de Miguel Ángel. La escultura es increíble, pero para verla, otras dos horas u otros 10 eurazos.
Decir también que de Leonardo, poco interesante ni en una ni en otra.
¿Comida? Gracias a la guía del trotamundos, encontramos muchos sitios con muy buena relación calidad-precio, pero hay que decir que es todo bastante caro en relación al tema hostelería. Sobre todo para el que le guste el vino (muy bueno, pero al doble de precio que aquí).
Sobre esto de los precios, recuerdo con especial cariño la ostia que nos arrearon un caluroso día en el que mataba por una cerveza fría. 7,50€ nos costó el despiste. Grazie mille, grazie mille, nos decía el tío cabrón...
El último día, alquilamos un coche. Esto, viendo cómo se las gastan los conductores italianos, no es algo que se deba decidir así como así, pero el caso es que tiramos pa'lante y nos fuimos a Pisa con él.
Tras superar la "magnífica" señalización de las carreteras italianas, llegamos no sin poco sufrimiento a nuestro destino, que no era otro que el Campo dei Miracoli. Allí en pocos metros se reúnen el baptisterio, la catedral y el famoso campanille (La torre de Pisa, vaya).
La catedral y el baptisterio no son como los de Florencia, pero están muy bien. Y del campanille, pues qué decir, es algo super curioso que hay que ver una vez en la vida. El resto de la ciudad, creo que está bastante bien, pero por falta de tiempo, nosotros no pateamos demasiado por ella y nos limitamos a lo típico. La foto sujetando la torre y esas cosas.

A la vuelta, paramos en Lucca, ciudad natal del gran Giacomo Puccini. Muy guapa y con mucho movimiento para una ciudad no muy grande. Curioso también el antiguo anfiteatro romano, ahora cubierto de viviendas en torno a una bonita plaza (redonda, claro).
Y al día siguiente, a Siena.
(To be continued)

domingo, 18 de mayo de 2008

Riberexpo 2008

Este fin de semana estuvimos en Olombrada, para asistir a la ya tradicional por estas fechas, Riberexpo. Para quién no lo sepa, se trata de una feria anual de vinos con denominación de origen Ribera del Duero, y que va dirigida, tanto al público profesional del sector, como a todos aquellos que quieran darse el gusto de probar vinos de la importante selección de bodegas que cada año acuden a la cita.
La Riberexpo se ha convertido ya en ritual. Después de llenar el estómago con un suculento lechazo en Sacramenia, por la tarde acudimos a Peñafiel, a la feria. Por delante, tres horas de vinos y tapitas de Flor de Esgueva...vamos, un paraíso.
Después, a cenar a Campaspero y unas copitas en el chiringuito del pueblo...lo que suele denominarse un fin de semana perfecto ;-))

martes, 6 de mayo de 2008

Erratzu y el valle de Baztan

Hacía tiempo que quería ir por a los Pirineos y qué mejor que empezar por Navarra, otra región que no tenía el gusto de conocer. Verdes prados, montañas de postal, enormes casas blancas de bordes de madera...el valle de Baztan es una zona espectacular.
Salimos el jueves temprano para no pillar atasco y llegamos a Pamplona bastante bien, para comer algo y hacer el recorrido de los encierros de San Fermín, pero con tan mala suerte de coincidir con otro organizado por los desgraciados de LAB, que celebraban el día del trabajador...La ciudad está bien, pero yo salí de allí un poco asqueado con la gentuza esa.
Por la tarde tiramos para el norte, hacia los pirineos. El paisaje, ya de por sí verde, comenzó a asalvajarse aún más, con las colinas ya convertidas en montañas de verdad. Llegamos al fin a Erratzu, un pequeño pueblecillo de pocas casas, pero de tamaño considerable y en un entorno de ensueño. Allí nos recibió en su casa la señora Telletxea, Pilar para los amigos, una parlanchina y entrañable navarra de pura cepa.
¿Qué hay por allí? Pues ya sólo el paisaje que se ve por la carretera y los pueblos por los que se transita valen la pena, pero nosotros nos acercamos al Parque Natural de Bertiz, en donde nos hicimos una rutilla de unas cuantas horas. Como nuestra forma física es como es, pues hubo que recuperar fuerzas en Elizondo con un tentempié de la zona. Yo acompañe un tinto navarro con Txuri ta beltza (blanco y negro)...uno de los platos típicos baztandarras. Mu rico.
Al día siguiente nos acercamos a las cuevas de Zugarramurdi, famosas por el auto de fe que llevó a cabo por allí la Inquisición hace unos cuantos siglos. No están mal, pero su mayor interés es la historia que acompaña a estas cuevas, no su belleza. Si alguien se queda con ganas de ver unas cavernas guapas, no tiene más que deshacer sus pasos unos kilómetros y acercarse a las cuevas de Urdax. Esas sí que molan.
El domingo, aprovechando que teníamos Francia a 6 km desde Erraztu, nos acercamos a Baigorri y sobre todo, a Saint Jean Pied de Port, un bonito pueblo de callejuelas empedradas y atravesado por un río que cruzan unos puentes antiguos...guapo y lleno de...franceses ;-))De ahí bajamos (más bien subimos) a Roncesvalles, allí donde los vascones le arrearon en la testa al chulito de Carlomagno y en donde se ambienta la épica Chanson de Roland.
Buena comida, buen vino, mejor patxaran, bonitos paisajes y buena compañía (la Silvi, Foni y Marta). El puente de mayo de este año habría sido perfecto sino fuera porque realmente se hacía difícil de aguantar la impunidad con la que proetarras y demás calaña se movían por las zonas que acabo de nombrar. Es verdaderamente asqueroso que semejantes enjendros tengan el privilegio de moverse por allí como Pedro por su casa sin que aquí nadie les diga nada. La gente sana que vive allí, que es mucha, se habrá acostumbrado a convivir con esta gentuza, pero yo no puedo. Serio handicap para la próxima vez.
Por último, a la vuelta nos pasamos por Vitoria. Obras y mucho calor, pero para el poco tiempo que estuvimos caminando por el centro, es una ciudad interesante y a la que hay que volver algún día para explorar con atención.