lunes, 9 de junio de 2008

Bajo el sol de la Toscana (Siena)

A Siena, en coche, esta vez por una carretera normal y sin complicaciones. Ya desde fuera de la muralla se divisa el cacho Duomo y la cacho torre de la Piazza del campo. Impresionantes las dos, aunque la primera, una vez más y yo creo que ya lo hacen a posta, en obras.

Siena es una ciudad muy guapa: medieval, callejuelas, gótico por todos lados y una plaza muy original y muy bien conservada. Lo malo, como siempre, la cantidad de gente que, como en Florencia, había por allí.
El Duomo es impresionante, con su marmol blanco y negro (los colores de Siena) y lo altísimo de los muros y torres. Casi como el de Florencia, pero sin el cupulón de Brunelescchi. Lo mejor, pasear por sus callejuelas en cuanto se ponía el sol. Muy recomendable.
Siena es una ciudad pequeña, con lo que con un par de días vale, así que aprovechamos y nos dirigimos con el coche a la región del Chianti, famosa por sus renacentistas paisajes de suaves colinas, sus viñedos y...por sus vinos. Recorrimos los pueblos de Rada, Castellina y Greve (in Chianti todos) y degustamos, cómo no, el desde entónces famoso Chianti Classico (el del gallo negro). Mu rico.
En los días sucesivos, nos pasamos por Arezzo (la romana Arretium), con sus bonitas calles, su plaza (en obras también) y su antiguo anfiteatro; Cortona, ciudad etrusca como casi todas las de la zona, de impresionantes vistas a la campiña y empinadas cuestas.
Nos acercamos también al famoso Lago Trasimeno...¿famoso? Pues claro. Para quien no lo sepa, es el lago en cuyas orillas Aníbal y sus colegas se pasaron por la piedra a dos legiones romanas en una fresca y brumosa mañana de 217 ac., en el transcurso de la segunda guerra púnica.
Como no, fuimos también a San Gimignano. La de la Belle Torri, como dicen por ahí. Una ciudad totalmente medieval y que conserva aún hasta 15 torres en perfecto estado (llegaron a ser más de setenta). Mucho turista, pero como siempre, a última hora de la tarde, una gozada. Por cierto, allí se toma el Vernaccia, un vino blanco bastante fresquito...
Qué mas. Pues Montepulciano y Montalcino. Al principio los confundía, porque los dos son pueblos sobre colinas típicos de la Toscana. Muy bonitos, con estrechas callejuelas y medievales fortezzas, pero para distinguir, decir que Montepulciano es la patria del Vino Nobile (Nobile di Montepulciano) y Montalcino la del Brunello. El Nobile, no está mal. Por lo que prové, demasiado caro para lo que ofrece como todos los vinos italianos, pero el Brunello, es el mejor de todos los vinos de la Toscana que me eché al ganzate (que ya es decir). También es el más caro (10 € la copa nos clavaron), pero es que está realmente bueno...
En general, sobre la gastronomía toscana, decir que es muy variada, muy cuidada y de gran calidad. Si uno se mueve con la guía del trotamundos, se pueden encontrar lugares muy aceptables y típicos por buen precio. Además de la pasta, me gustó la Bistecca Florentina, la Trippa, tanto florentina como sienesa y como preparan el maiale (el cerdo). Y los antipasti...muy cuidados y originales siempre.

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