viernes, 29 de agosto de 2008

La Manzana de la Discordia.

Se dice que algo es la manzana de la discordia, cuando es el centro de una discusión acalorada. El argumento que la provoca, vaya.
Pero, ¿de dónde sale esto? Para encontrar el origen de esta expresión, hemos de remontarnos a los mitos griegos. Nada menos que a La Guerra de Troya...
A la boda de Tetis y Peleo, a la postre padres de Aquiles el de los pies ligeros, fueron invitados los dioses del Olimpo y algunos mortales (Tetis era diosa y Peleo mortal. Lo de los invitados, no ha cambiado)
Allí estaban todos de fiesta, cuando se presentó Eris, la discordia, hermana de Ares e hija de Zeus, y que no había sido invitada al evento. La cachonda de Aris, que estaba un poco encabronada con la gente, se acercó a la mesa del banquete y colocó sobre ella una manzana de oro en la que estaba escrita una palabra, kallisti, "para la más bella"...
Qué decir tiene que los más bajos instintos humanos se apoderaron de todos, incluidos los dioses, así que Afrodita, Hera y Atenea, creyéndose las más bellas del Olimpo y parte del extranjero, se lanzaron sobre la dichosa manzana como si les fuera en ello su inmortal vida. Se montó un buen pollo, claro. Tuvo que intervenir Zeus, el que amasa las nubes desde lo alto, porque sino ahí acababan a ostias divinas su propia hija, Atenea, su esposa, Hera y Afrodita.
"Esto tiene resolverlo alguien que viva alejado del mundanal ruido, ajeno a este tipo de disputas, para que no se sienta influido por nada ni nadie...¡Hermes!"-ordenó el dios de dioses al mensajero del olimpo-"Vete a buscar a Paris hijo de Príamo, rey de Troya, a los campos cercanos a su ciudad que seguro que anda por ahí, ya que es pastor."
Hermes, solícito, se fue a buscarle impulsado por pies alados.
Ya en el Olimpo, el acongojado Paris se enteró de la movida y de la sugerencia/imposición de Zeus para que solucionara el entuerto.
"Elige pues" - tronó la voz de Zéus.
Como las tres diosas eran así y como ya habían oído cómo Zapatero había conseguido ser presidente del gobierno allá a lo lejos, en Ibéria, pues se lanzaron a la caza y captura del voto del improvisado juez. Como no tenían 400 Euros a mano, cada una ofreció lo que tenía: Hera, el título de Emperador de Asia, Atenea, sabiduría y victoria en la batalla, y Afrodita, el amor de la mujer más bella del mundo.
Como parecía que aún así el bueno de Paris no se decidía, ni cortas ni perezosas, las tres diosas se quitaron la ropa y se quedaron en pelota picá. A ver quién es la más bella. Tóma ya.
Imagináos a Paris, un pastor, que pasaba de movidas y vivía los días allá en la Tróade, poniéndose hasta el culo de vinito rico y sin preocuparse lo más mínimo de los asuntos terrenales o divinos...
"¿Para qué quiero yo ser invencible emperador?" - se dijo - "Si yo sólo quiero estar en mi granja con las ovejas...Aunque si me acompaña una buena pivita, pues mejor ¿no?"
"Sea pues."-Voceó Paris-"La más bella es Afrodita."
Se hizo el silencio.
Afrodita, sin pensárselo un segundo, se lanzó sobre la dorada manzana y se la quedó, orgullosa de su belleza divina y de haber humillado a Atenea y a Hera...Estaba como una moto, vamos, así que loca de contenta, le mostró a Paris su trofeo.
"Esta es la mujer que te corresponde" - Dijo la diosa con voz melosa - "La más bella...después de mí, claro."-Esto lo hizo mirando a Atenea y a Hera.
Paris, flipó. Otra vez. Allí, a lo lejos, estaba Helena, la mujer más bella del mundo. Y era suya...Por si las moscas, Afrodita, que era más lista que los ratones coloraos, le lanzó un hechizo al ya hechizado Paris para que creciera el amor en el pecho del pastor, de manera que no pudiera vivir su vida hasta que Helena no estuviera en sus brazos...
El pequeño matiz de todo esto, es que Helena era la mujer de Menelao, rey de Esparta y hermano de Agamenón, rey de Micenas, la ciudad griega más poderosa de la época. Esto que a los dioses se la traía al pairo, resultó un ligero problema en los años posteriores. Para Paris tampoco, porque entre otras cosas, estaba hechizado, con lo que se fue a por ella de cabeza y la raptó. Bueno, la raptó o ella se fue porque quiso, porque Helena...ojito con Helenita de Troya.
Bueno, esto terminó de montar el cirio. Menelao, como no, se cabreó que no veas, con Paris, Helena, los dioses y la madre que los parió a todos, y conminó al raptador a que le devolviera su pertenencia. Paris, embobado como estaba, no hizo ni caso. Y no sólo eso, sino que pidió protección a su padre, el rey de Troya, y...
El resto, ya se sabe....

No hay comentarios: