jueves, 10 de septiembre de 2009

El día que quise ser Charles Bronson

Puede que lo haya soñado, pero hay una imagen de Charles Bronson que desde hace un par de días no se me va de la cabeza.

No se de cual de sus películas se trata, pero era una en la que mientras conduce por la Carretera de Extremadura, kilómetro 11, un gañán a bordo de un Fital Stilo le hace de mala manera, un adelantamiento por la derecha ocupando con ello la distancia de seguridad que él llevaba con el de delante. Claro, por tal maniobra, recibió un aplauso de todos, includo Charles. El tonto el haba del Fiat, que le ve, no sólo saca la mano por la venta señalando el cielo con el dedo corazón, sino que luego, cuando Charles se va al carril de la derecha para tomar su salida correspondiente e irse a casa para olvidar al gañanazo y ver un partido de basket, va el tonto el habas del Fiat Stilo y se coloca delante frenando su Fiat para obstruir, molestar y putear al impasible Charles...Obviamente, se produce una situación peligrosa, saldada no sin problemas por la pericia y experiencia de Charles, que finalmente consigue deshacerse del terrorista sobre ruedas del Fiat Stilo...
¿O no fue así?
Espera, creo que lo que en realidad pasó fue que Charles, que siempre viaja con su Magnum 44 en el bolsillo, en cuanto el payasete del Fiat le hizo la primera pirula, sacó el bicho y apuntando con la pericia e impasibilidad de sus muchos años de experiencia dando clases prácticas de ley y orden, de un sólo disparo envió la cabeza del tonto el haba, con su hueco cerebro includo y parte de la carrocería del Fiat Stilo, al camposanto de la localidad madrileña de Alcorcón, cercana al lugar.

Bueno. Monumental el pollo que se montó en la Carretera de Extremadura kilómetro 11, pero bueno, todo sea gracias a que Charles Bronson, una vez más, hizo su trabajo por la comunidad y llevó a cabo lo que a lo largo de su vida ha demostrado ser lo que mejor sabe hacer: impartir justicia.