miércoles, 3 de junio de 2009

El chino de la bolsa

- ¿Tú quién eres?
- No sé.
- ¡Ah!...
- No te lo tomes a mal. Es que no lo sé.
- Pues sí que...
- Tengo vagos recuerdos, pero no me dicen nada.
- Pensaba que los chinos teníais últimamente las cosas más claras.
- ¿Cómo sabes que soy chino?
- Bueno, la piel amarilla, los ojos...
- No recuerdo muchas cosas, pero sí se que hay muchos millones de personas que no son chinos y que se corresponden con esa descripción.
- Vale, tienes razón. Es que los occidentales llamamos chinos a todos los que tenéis los ojos rasgados...¿entónces, eres chino?
- Sí, de Beijing. Bueno, para tí Pekín.
- ¿Ah, sí? ¿Qué tal está la ciudad después de los Juegos Olímpicos? Supongo que la habrán dado un buen repaso.
- ...no sé. Hace mucho que no voy por allí...
- Vaya...
- De todas formas, según oigo por ahí, últimamente en China han cambiado mucho las cosas.
- ¿Según oyes por ahí? ¿Te estás quedando conmigo? En los últimos años China se ha convertido en una potencia económica y en los próximos los será aún más.
- ¿Sí?
- Pero...¿cómo es que no sabes nada de esto siendo chino? De verdad ¿me estás vacilando?
- Una pregunta, ¿por qué has dicho que los chinos tenemos últimamente las cosas más claras?
- Por lo que te digo. Al parecer en tu país vais a saco...mucha gente, mucho trabajo...mucho dinero...Pero, ¿Se puede saber dónde has estado los últimos años?
- No sé....
- Ya estamos otra vez. Los recuerdos vagos...Te pareces a uno que conozco que...
- ¡Es verdad! No sé dónde he estado los últimos 20 años.
- ¿?
- Sé que tengo 42, porque nací en el 67. Estudié Psicología en la Universidad, pero no recuerdo si terminé la carrera...son todo recuerdos confusos. Lo último que me viene a la cabeza son imágenes extrañas. Gente...mucha gente. Tiendas de campaña en el suelo y gente durmiendo. Unos cantando. Otros hablando y discutiendo...parece una fiesta. Las bicicletas no paran de llegar...a la ciudad. Es una ciudad porque el suelo es duro. Hace calor y sol. Después hace más calor, porque hay más gente. Y después más gente todavía. Cojo mi bolsa y mi chaqueta porque no quiero perder mis cosas con tanto jaleo. Ahora ya no es de día, pero sigue habiendo luz. La gente corre y se mueve cada vez más rápido. Ya no hay cánticos, pero muchos gritan. Otros se echan las manos a la cabeza y se tapan los ojos. Lloran. No sé qué pasa. La multitud me lleva de un lado a otro. Las luces se apagan de repente. Más gritos, más ruido y más caos. Confusión. La muchedumbre se vuelve loca. Yo también. Me contagian porque sigo sin saber qué sucede. En la oscuridad me caigo, corro, me pisotean. Yo también salto por encima de muchos. Estrépito, fogonazos, sombras, máquinas y gritos.
Después...nada más...No recuerdo nada más y todo es muy confuso...
.......
No recuerdo nada más...
....
Bueno, creo que me tengo que ir...Encantado de conocerte....
...
- Espera.
- ¿Sí?
- Puede que tú no recuerdes, pero creo que yo sí.
- ¿No me digas? Me alegraría mucho.
- Bueno, quizá no te alegre...Me has dicho que estudiabas en Beijing. Hacía calor en la ciudad. Que llevabas una bolsa...y una chaqueta...
- Sí.
- Y los gritos y la gente y los fogonazos.
- Eso es.
- Y las máquinas.
- Sí.
- Y todo muy confuso por la noche. Hace 20 años...
- Sí.
- Exáctamente hacen 20 años hoy desde que no recuerdas ¿sabes?
- No ¿por qué?
- Algunos no recordáis, pero mucha gente no consigue olvidar. Toma. Tengo aquí una foto que he recortado hoy de un periódico. Te pertenece. Cuídate.


2 comentarios:

Mario dijo...

Que bueno...

http://www.liberalismo.org/articulo/94/52/logo/

Jorge dijo...

Desde luego que un logo nunca tuvo tanto significado...