lunes, 8 de junio de 2009

Las peores de la historia.

Finalizan unas nuevas elecciones y el resultado, como siempre, nefasto. No porque hayan ganado unos u otros, que visto lo visto es lo de menos, sino porque pese a los esfuerzos físicos, químicos, ecológicos y económicos de nuestros representantes políticos, el porcentaje de españoles que han acudido a ejercer su derecho a participar en la fiesta de la democracia por antonomasia ha sido del 43%. Una tendencia minimista que supera negativamente todos los antecedentes desde que se inauguró el parlamento europeo. Es decir, las peores elecciones europeas de la historia.
No parecen funcionar el insulto, la amenazas, la acusación, el descrédito, el yo soy más listo que tú, el yo la tengo más larga y demás "estrategias políticas" como las que se han esgrimido a lo largo de la campaña...y me da que pensar sobre el objetivo que tiene toda esta gente a la hora de plantearse unas elecciones: ganar aunque ni siquiera participe la mitad de la gente a la que vamos a representar. O directamente ganar. Quisiera pensar que no es eso lo que buscan, aunque si así fuera, recomendaría lo que ya dijo Einstein aplicado a otra disciplina: 
"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo."
Y no quiero terminar este escrito sin hacer alusión a un lugar que en breve voy a tener cerca. Mira que están mal las cosas por aquí, pero que Berlusconi haya vuelto a ganar las elecciones y encima con holgura, me da que pensar sobre la salud mental de los habitantes del Lazio y aledaños. Está claro que siempre se puede empeorar, Madonna Santíssima.

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