viernes, 21 de noviembre de 2008

Clase de periodismo.

Estaba yo dándole a la tecla, tranquilamente, en compañía de nuestra querida amiga TV, ese amigo, ese miembro de todas las familias, tan humilde y generosa, que sólo nos pide que le demos al botón rojo del mando a distancia de vez en cuando y que a cambio nos ilustra con toda su sapiencia y buen hacer...
Escuchaba de fondo, decía, la agradable conversación de TV, cuando dieron comienzo una de las cosas más increíbles con las que mi querida TV nos ilustra a todos de vez en cuando: Las noticias de Telemadrid. En particular, el Diario de la noche. Creo que, sin riesgo a equivocarme, este es el programa que más ha perdido con un cambio de presentador en toda la historia de TV y sus ancestros. No digo que no me perdiera un programa cuando estaban Dragó o Yanque, pero de vez en cuando, algo sensato decían, sobre todo en las opiniones, pero es que ahora, cada vez que me confundo y me trago los cinco primeros minutos, ya me estoy arrepintiendo de no haber sido lo suficientemente rápido con el mando a distancia.
Lo de ese día fue demencial.
Estaban con el rollo de la memoria histórica y la verdad es que estoy cansado del tema y en un principio, ni caso, pero mostraron a la borrega de la Cristina Almeida que se había reunido con un grupo de "intelectuales", diciendo algo así como que cuando se encuentra con los libros de historiadores como César Vidal en el Corte Inglés, le dan ganas de quemarlos. A partir de ahí, a los servicios informativos de Telemadrid se les va la pinza. Muestran un mini-reportaje sobre los casos, a lo largo de la historia, en que se han quemado libros intencionadamente por parte de extremistas religiosos o políticos. O sea, a los nazis de Hitler, a Pinochet, a Videla, a Genghis Khan, a los de la biblioteca de alejandría, a la inquisición, a los reyes católicos con los herejes...bueno, demencial.
Esta claro que Cristina Almeida y todos los super-intelectuales que la acompañaban en la rueda de prensa que viene al caso, no los traga ni su vieja, pero lo de telemadrid, mezclando una tontería sobre los libros de Vidal y otros, con lo que constituyen algunas de las mayores desgracias intelectuales que han ocurrido a lo largo de la historia, me parece de juzgado de guardia. Una clase magistral de periodismo.
Bueno, otro día me meto con los de los deportes de Telemadrid, que ya son la risa. La risa, hasta que recordamos que esta gran televisión la pagamos entre todos. La risa.

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